Mostrando artículos por etiqueta: resiliencia

Viernes, 18 Septiembre 2020 07:31

¿DE VERDAD EXISTEN PERSONAS TÓXICAS?

Existe un término, deliberadamente perverso, que se ha asentado de forma natural en nuestro vocabulario: PERSONAS TÓXICAS.

Nos encontramos con infinita información, estudios sesudos, otros no tanto, grandes expertos y seguramente algún que otro listillo que se tira a la piscina haciendo clasificaciones, recomendaciones, mil y una teorías sobre lo que las personas inteligentes emocionalmente tienen que hacer para “manejar” (palabra horrible) a las personas tóxicas. Así, tal cual lo he visto escrito!

Cuando clasificamos a alguien de nuestro entorno con esta terminología, ¿qué estamos haciendo?.

.Los estamos etiquetando: “Los rasgos de las personas tóxicas son...”

.Nos estamos posicionando en un lugar de superioridad: “Aprende a manejar a una persona tóxica, identifícalas para alejarte de ellas, si te quieres, aléjate de ellas...”

.Nos convertimos en perseguidores desde una falsa situación de víctima: “Cuidado!!!, puedes estar siendo víctima de una persona tóxica...”

.Caes en la trampa de relacionar tu éxito personal con el alejamiento de personas tóxicas: “La gente exitosa maneja a las personas tóxicas...”

Contínuamente nos recomiendan que no nos acerquemos a los quejumbrosos. Que no sigamos sus comportamientos “irracionales”. Que no nos dejemos manipular por ellos. Que no nos roben nuestra felicidad. Y sobre todo, que ante este “tipo de personas” , si acaso, aprendamos a perdonar, pero nunca a olvidar (mala noticia, esto NO es perdonar. Muy pronto haré una reflexión sobre el PERDÓN).

A mí todo esto me resulta descorazonador. No porque me sienta en los mundos de Yupi, no porque la espiritualidad me haya calado tanto que me ha convertido en Buda, simplemente porque me hace reflexionar sobre este mundo cada vez más dual, donde nos sentimos con el derecho de decir que está bien y que mal, sin pudor, con el convencimiento de que mi verdad es LA VERDAD.

Seguramente todos y todas hemos encajado en ocasiones en alguno de estos perfiles.

Seguramente hemos sido impertinentes, antipáticos, iracundos o chupadores de energía.

Por eso, en lugar de hablar de personas tóxicas, con lo que supone que te clasifiquen así, ¿por qué no hablamos de SITUACIONES TÓXICAS?

Desde luego, para mí, entre personas y situaciones, estos son mis TIPS:

.-Es más lícito ponerle una etiqueta a una situación, a una escena determinada y lo que esta te provoca.

.-Es más factible gestionar una situación. Porque, ¿quién soy yo para gestionar a nadie?.

.-Es más fácil alejarte de esa situación concreta. Esto me molesta, me inquieta, me incomoda, y yo decido alejarme.

.-Podemos salir del victimismo si pensamos en una escena concreta. Si generalizamos y relacionamos ese sentimiento con la persona que participa en la escena, ¿a quién le estoy dando el poder?

.-Profecía autocumplida. Si enfocamos nuestra emoción en la persona, seguramente se cumpla “eso” que tanto tememos (seguro que se enfada, ya verás como monta el numerito, cuando le diga que no me va a gritar...)

.-No caemos en el engaño de poner el éxito personal en los demás. A veces pensamos que nuestro éxito profesional no se ha producido porque tenemos un jefe “tóxico”, o porque nuestras compañeras de trabajo son unas histéricas, ¿seguro?.

Preguntarnos para qué esa persona se comporta de esa determinada manera puede resultar difícil, cansado y hasta agotador, pero os aseguro que ayuda cuando nos situamos en una posición de igualdad. Cuando tomamos responsabilidad en el asunto y tomamos conciencia de lo que podemos o no hacer ante esa situación.

¿Difícil?, como siempre digo...Nadie dijo que fuera fácil!

En definitiva, alejarnos de esa terminología nos da paz, nos hace personas más compasivas, empáticas y...FELICES.

 

¡SALUD!

 

Publicado en AUTORRELATOS
Viernes, 04 Septiembre 2020 09:41

PROCRASTINACIÓN

Justo ahora, cuando este extraño verano casi llega a su fin, os vengo con nueva reflexión sobre este término, como decíamos, difícil de pronunciar y más difícil de gestionar. Y recordamos, ahora que estamos en pleno intento de vuelta a la normalidad, que “cualquier día” no es un día de la semana.

PROCRASTINAR quiere decir dejar para el futuro, es una palabra de origen latino, viene de procrastinare que significa aplazar.
Cuando la realización de una tarea nos resulta desagradable, trabajosa o cansada, física o psicológicamente, la mayoría de las personas buscamos la forma de posponerla, ya sea llevando a cabo otras actividades más placenteras o simplemente dejando pasar el tiempo.

Cuando te des cuenta que estás procrastinando, pregúntate, ¿de qué estoy huyendo? Porque sí, amigos y amigas, procrastinar tiene mucho que ver con la huida y la evitación.

Evitamos hacer algo porque exponernos a ello nos genera ansiedad y malestar. Quizás nuestro cerebro, una vez más, nos hace el jueguecito y sentimos un cierto placer momentáneo, pero no nos engañemos, estamos cayendo en una trampa y cada vez habrá más situaciones que “nos apetezca” evitar y que nos llevará a limitar nuestra vida y quizás nos suma en un profundo malestar.

Por tanto, huir y evitar nunca es la salida, tan solo nos provoca un bienestar momentáneo, una ilusión de la realidad. La tarea pendiente sigue estando ahí.

Los griegos llamaban a la procrastinación “akrasía”, que quiere decir falta de autocontrol y tendencia a actuar en contra de nuestro verdadero interés.

Para mí, tiene mucho que ver con el autosabotaje, del que ya hemos hablado en alguna ocasión. Tiene que ver con esa batalla interna que nos impide, tantas veces, estar en PAZ.

En la ESTRATEGIA para dejar de procrastinar, estos son mis 10 TIPS:

 

  1. Párate y haz una lista de excusas, de las tuyas, de esas que te dices cada vez que te enfrentas a una tarea. Elimíalas de tu vida. ¿Difícil?, nadie dijo que fuera fácil.

     

  2. Piensa qué consecuencia real, de verdad, está provocando que tú pospongas eso que no te apetece hacer.

     

  3. Ponte en la situación contraria, ¿Qué beneficio vas a obtener si lo haces?

     

  4. Prémiate. No tienen que ser grandes regalos. Simplemente concédete un pequeño capricho por haberle metido mano a eso que llevabas tiempo posponiendo.

     

  5. No hay que hacerlo todo a la vez. Dosifica tus tareas. ¿Recuerdas el refrán, “el que mucho abarca, poco aprieta”?, pues eso!

     

  6. Confía en ti. El miedo al fracaso hace que tu mente te empuje al abismo de la procrastinación.

     

  7. Deja de poner excusas, el universo no tiene la culpa. Responsabilízate de tu vida, de tus éxitos y de tus fracasos.

     

  8. Planifica. Diferencia entre lo importante y lo urgente. Pon-te fechas límites.

     

  9. Regla de los 5 segundos de Mel Robbins. Llega el momento de hacer “eso” que no te apetece. Sabes que tienes que hacerlo, pero dudas. En ese momento, haz una cuenta atrás de 5 segundos y...¡ponte en marcha! Pasados esos 5 segundos, si no lo has hecho, tu cerebro, que es muy listo, abandonará la idea y tú te convencerás que es mejor dejarlo para otro momento. ¡Este es el juego!

     

  10. Practica algún tipo de meditación. Se ha comprobado que hay una relación inversa entre la procrastinación y la meditación consciente o mindfulness. Si nos concentramos en el momento presente ayudamos a evitar la procrastinación y al contrario, cuando la evitamos, estamos facilitando vivir en el momento presente.

 

Ahora, que seguramente estás a punto de reincorporarte, de retomar tus tareas cotidianas, ¿dónde te sitúas?

 

¡Métele mano a la vida!

 

 

¡SALUD!

 

Publicado en AUTORRELATOS
Viernes, 10 Julio 2020 06:02

PRESAGIOS Y AUGURIOS

Me encanta la sonoridad de estas palabras. Reflexionar sobre ellas ha seguido el camino contrario a la lógica. Primero pensé en el fonema y luego caí en la cuenta de lo mucho que estos términos, tan hermosos, con tanto significado, tienen que ver con un término, mucho menos sonoro, pero con gran carga en disciplinas como la psicología o el coaching: la “profecía autocumplida”.

A su vez, este concepto lo relaciono con los “y si // y si no”, que tienen mucho que ver con la adivinación y las creencias vinculadas a los presagios y los augurios. Cerramos el círculo!

Exacto, la “profecía autocumplida” es la predicción que, una vez hecha se convierte en la causa que corrobora esa predicción más adelante. Si yo concibo algo como real, esta situación crea efectos reales en mí, porque yo creo (de crear) la realidad a través de mi sesgo.

Relacionándolo con la situación actual podríamos poner un ejemplo. Si una persona cree que todo lo que está pasando alrededor del covid se debe a una conspiración política y económica a nivel mundial, todo lo que lee, todas las noticias que escucha, toda la información que busca estarán enfocadas en confirmar esa hipótesis y se aferrará con mayor convicción a ello. Su profecía se ha cumplido. Su enfoque subjetivo triunfa por encima de cualquier otra teoría.

Las creencias y las expectativas que los demás tienen sobre nosotros también afectan a nuestro comportamiento, generando conductas que confirman lo que se espera que hagamos. Otra vez, la “profecía autocumplida”.

Se dice que la “profecía autocumplida” es un sesgo en la percepción que provoca que anticipemos los hechos y sus consecuencias antes de que ocurran.

Cuando vivimos una situación determinada guardamos un registro en nuestra memoria que nos sirve de aprendizaje, vamos construyendo nuestra vida a través de las vivencias, pero...

 

¿CUAL ES EL PROBLEMA?

 

Fácil: NOS ANTICIPAMOS. Ante una situación determinada y basándonos en argumentos totalmente irracionales y fuera de toda lógica, damos por hecho que aquello que va a ocurrir ocurrirá justo de esa forma. Qué lío, no?. Así es la mente humana. No hay ninguna lógica que diga que va a ser así, pero, nos dejamos llevar, otra vez, por la “profecía autocumplida”.

Hay un sesgo más en toda esta maraña mental, el sesgo de confirmación. Esas frases lapidarias de:”te lo dije”, “yo sabía que al final ocurriría”, no son más que eso, la confirmación de que somos capaces de, tras haber anticipado que algo ocurriría, analizar cada hecho para confirmar que verdaderamente se ha cumplido. Ponemos en marcha nuestro pensamiento selectivo para quedarnos con lo que confirma nuestro presagio y deshechamos lo que no. ¿Os suena?

Cuando en algún momento de nuestra vida hemos pensado que no “valíamos” para algo (estudiar, un trabajo determinado o correr la maratón de Nueva York), nos sumimos en una situación de angustia que limitará nuestra capacidad y que hará que se confirme nuestra falta de valía para lograr una respuesta positiva.

Si “sospechamos” que alguien nos traiciona (amigo, pareja, compañera,...), pondremos el foco en buscar todos los indicios que confirmen nuestra sospecha. Pongo ahí mi energía y “me ocupo” de que finalmente pase lo que he profetizado.

Aquí van algunos tips que nos pueden servir para bregar con esta trampa de la “profecía autocumplida”:

 

  • Presta atención a tus pensamientos: ¿Cómo son?, ¿Cómo han aparecido?, ¿Están en el presente?, ¿Qué palabras estás usando para referirte a ellos?, ¿Qué te hacen sentir?

  • Date cuenta. ¿Eres capaz de ver si te estás anticipando a algo que aún no ha sucedido?

  • Pregúntate, ¿Tengo alguna evidencia objetiva que me indique que eso va a ocurrir?

  • Que haya pasado en otras ocasiones no significa que tenga que volver a ocurrir. Seamos conscientes y analicemos si nos estamos basando en recuerdos pasados y en cómo me sentí en esa ocasión.

  • Apunta las “pruebas” de esa profecía, haz un poco detective de tí mismo y observa si estas pruebas son reales o imaginarias. Pero, no te hagas trampas al solitario.

  • Intenta encontrar palabras neutras y busca un pensamiento alternativo a esa profecía.

  • Analiza el hecho del pasado en el que te estás basando esta vez. ¿Cuantas veces se cumplio la profecía en el pasado?

 

Y, sobre todo, no dejes que limiten tu vida. No dejes que mermen tu autoestima, porque, como dice R.W. Emerson: “la confianza en uno mismo, en una misma, es el primer peldaño para ascender por la escalera del éxito”.

Si todo esto no es sufiente, sabes que siempre puedes pedir ayuda profesional. Puedes contactar conmigo y te explico qué ofrezco en mi servicio terapéutico (online o presencial) y cual es mi Método Integrativo.

 

¡SALUD!   https://youtu.be/4ziUhDBd_3E

 

Fama o integridad: ¿Qué es más importante?

Dinero o felicidad: ¿Qué es más valioso?

Éxito o fracaso: ¿Qué es más destructivo?

 

Si miras a otros en busca de plenitud

nunca alcanzarás la auténtica plenitud.

Si tu felicidad depende de posesiones

nunca estarás feliz contigo mismo.

 

Conténtate con lo que tienes;

regocíjate en que las cosas son como son.

Cuando comprendes que nada falta,

el mundo entero te pertenece.”

(Tao Te Ching)

 

 

 

Publicado en AUTORRELATOS
Viernes, 26 Junio 2020 08:42

LOS "PARA QUÉ"

Retomo parte de una reflexión que hice hace más de un año a hilo de la polémica, que tantas veces nos creamos, amparada en un celo profesional casi siempre absurdo e inflado de ego.

Vamos a tranquilizarnos, decía entonces. Dejemos de ver fantasmas. ¿Que hay mucho intrusismo?, si. ¿Que hay gente aprovechada intentando sacar tajada de todo aquello que mínimamente suene a “moda”?, por supuesto. ¿Que hay profesionales estupendos y perfectamente preparados con mucho que ofrecer lejos de la titulitis?, también.

Soy Coach, desde hace algunos años; también soy Pedagoga, desde hace muchos más; y me estoy formando como terapéuta Gestalt, además de otras muchas cosas. Estoy en permanente proceso de formación y crecimiento personal y profesional. Porque sí, sin exigencias y buscando siempre la excelencia en mi trabajo.

De forma resumida puedo decir que lo que yo ofrezco es un proceso de acompañamiento a través del cual trabajo con el cliente una serie de herramientas que le den la confianza para buscar (y encontrar) por sí mismo, por sí misma, sus propias respuestas, descubrir su potencial y el camino hacia sus logros. En definitiva se trata de orientar para encontrar, provocar y gestionar los cambios en una persona que le permitan alcanzar sus metas u objetivos. La conversación y la escucha son las herramientas centrales.

Durante el trabajo ayudo a que la personal identifique sus fortalezas y cree el potencial que le permita conseguir los resultados deseados a través de un plan de acción cuyos beneficios son:

.- Aporta una estructura para el desarrollo personal que parte del establecimiento de objetivos así como del descubrimiento de las potencialidades y limitaciones.

.- Establece en el centro del proceso a la persona.

.- Se trabaja en el autoconocimiento.

.- Contribuye a cambiar la perspectiva del cliente ampliando su “mapa mental”.

.- Permite incorporar nuevas habilidades personales, profesionales y emocionales.

.- Se sustituyen creencias limitantes por potenciadoras.

.- Se fomenta la responsabilidad y la confianza.

.- Se generan posibilidades para la acción, obteniendo con ello nuevos resultados.

.- Se motiva hacia el cambio para obtener un mayor nivel de satisfacción y felicidad.

En esto y, algo más, trabajo. Ahora con nuevo espacio, puesto con el mismo amor de siempre, pero más hermoso si cabe.

¿Nos encontramos?

 

Me espera el mundo, el mar y lo que amo,

la odisea feroz de ser feliz”

 

(Juan Vicente Piqueras)

 

 

Publicado en AUTORRELATOS
Jueves, 11 Junio 2020 19:33

AMOR INCONDICIONAL

 

A veces, vivimos en un epicentro donde nuestra mirada es incapaz de ver aquello que tiene más cerca. Quizás, podemos ver las necesidades ajenas, o al menos eso creemos, pero somos incapaces de ver las propias. Tal vez solo necesitamos, un poco de tiempo, algo de atención y una habitación propia (y no, no hay que ser Virginia Woolf). 

Se trata de entrar en contacto con nuestras raíces. Se trata de nutrirnos para permitir que nuestras hojas, nuestras ramas, crezcan altas y libres. 

Amarse a uno mismo, a una misma, forma parte de un proceso fundamental en nuestra vida que hará que podamos amar de una forma honesta a los demás. 

Es sentir una clase de amor que es INCONDICIONAL , un amor que nos corresponde por derecho propio, solo por el hecho de estar vivos, un amor que nadie nos puede quitar. 

Es muy complicado dar lo que no se tiene, y si una persona no siente AMOR HACIA SÍ MISMA, difícilmente podrá darlo. Podrá creer que está amando a los demás, sin embargo estará cayendo continuamente en la manipulación, las exigencias y el chantaje emocional. 

Cuando no hemos aprendido a amarnos incondicionalmente, buscamos fuera ese amor que añoramos, dándole un valor que muchas veces va en relación a cómo nos tratan o cuanto nos valoran. De este modo, quedamos expuestos a la evaluación externa y por tanto, dejamos nuestra FELICIDAD en manos ajenas, en lugar de responsabilizarnos de ella. 

Este tipo de dependencia nos perjudica, hasta el punto de ir mendigando amor y cariño; llamando la atención y emitiendo conductas complacientes, para obtener las miradas, el acercamiento y el cuidado de las demás personas. 

Te invito a hacerte estas dos preguntas: 

¿Depende mi valor personal de las causas externas? 

¿Creo que el hecho de amarme a mí mismo/a es un acto egoísta? 

Si tus respuestas son, SI, no eres el único/a, estas CREENCIAS son más comunes de lo que pensamos y nos hacen olvidar que el amor hacia los demás comienza por el amor a uno mismo, formando a su vez parte del amor hacia la humanidad. 

Incorporar el cuidado mutuo en nuestras vidas nos permite atender nuestras necesidades, sin poner por encima de ellas las de los demás. Para ello, resulta imprescindible conocerlas e indagar en ellas, aprender a atenderse. 

Cuando nos atendemos y comprendemos, somos capaces de NO JUZGARNOS ni culpabilizarnos por los errores que podamos haber cometido, emprendiendo un camino hacia la ACEPTACIÓN de lo que somos. Aceptar lo que somos, implica aceptarnos con nuestros defectos, descubriendo las destrezas, límites, habilidades, virtudes y recursos de los que disponemos. 

A través de la aceptación nos acercamos al amor incondicional, como un acto de COMPASIÓN y de entendimiento hacia lo que somos. Sin que las propias exigencias limiten nuestra capacidad para amarnos, y en consecuencia amar a los demás. 

Así, de una forma honesta, podremos establecer relaciones que no se basen en la búsqueda del reconocimiento. Queriéndonos, podremos entregarnos verdaderamente al acto de poder querer a las demás personas de una forma compasiva. 

Ama incondicionalmente, no pidas nada a cambio. Recibirás mucho sin necesidad de pedirlo -lo convertirás en otra cosa-, pero no seas un mendigo. En el amor sé un emperador. Solamente da y observa qué ocurre: recibirás mil veces más. Pero tienes que aprender el truco. De lo contrario seguirás siendo un avaro; darás un poco y esperarás recibir algo, y esa espera y esa expectación destruirán toda la belleza de tus actos”. -Osho- 

Amarse no depende de lo que te amen:

.- Nos han enseñado a tomar demasiado en serio lo externo para amarnos a nosotros mismos. Sin embargo, es importante saber que ni nuestros logros, ni nuestro éxito en la vida debería condicionar el querernos más o menos. 

.- Amarse a uno mismo, a una misma, tiene que ver con respetarse, entenderse, comprenderse y perdonarse. Aprender todos los días de nuestros errores nos ayudará a conectar con nuestro interior y enriquecernos. Cuando nos amamos de forma sana estamos preparados para amar a los demás, si no corremos el riesgo de caer en relaciones de dependencia y necesitar a la otra persona para ser feliz.  

Howard Gardner, padre de la teoría de las Inteligencias Múltiples, habla de la INTELIGENCIA INTRAPERSONAL. Se trata de una inteligencia que nos permite conocernos y bucear en nuestros sentimientos y emociones. Gracias a este tipo de inteligencia introspectiva podemos comprendernos y entendernos. Así pues, fomentar esta inteligencia en nosotros será de gran beneficio para aprender a amarnos. 

En definitiva, y este es el tip de hoy: Ámate de forma saludable, ámate incondicionalmente, y de esta forma aprenderás a amar a los demás sin dependencias ni exigencias.

 

¡SALUD!

 

 

Publicado en AUTORRELATOS

No se nada de náutica. Me encanta la playa pero me da miedo el mar. En los barcos me mareo y hacer un crucero sería el mayor de los castigos. Sin embargo, después de pasar por mi proceso de cáncer y decidir crear un proyecto para acompañar a personas que hubiesen pasado por una experiencia similar a la mía, este fue el nombre que elegí: AL PAIRO. La idea no la tuve yo, los que me conocen los saben, pero cuando leí el significado, no cabía duda de que eso era lo más parecido a lo que había pasado, estaba pasando, en esos momentos.

Dicen los expertos en náutica que, “poner un barco al pairo, consiste en mantener la posición del buque estática respecto al fondo. Si el viento o las corrientes están en calma, la cosa es sencilla; pero cuando las condiciones son de temporal significa mantener proa al oleaje con poco trapo, poca superficie de velas, al viento. Esto compensa el efecto de abatimiento”.

Muchas veces nos sentimos así, sin rumbo, perdidos, desconsolados o en estado de incertidumbre. Ante una enfermedad, ante una crisis sanitaria, política, económica, como la que estamos pasando, ante las pérdidas de todo tipo que sufrimos en la vida.

Cada persona reacciona de una forma distinta, pero hay algo que en la mayoría de los casos se repite, la sensación de miedo, la pregunta de por qué a mí, la incertidumbre de saber, o no saber, qué me conviene en ese momento.

Ante esto, se trata de trabajar el placer de sentir nuestro propio proceso de desarrollo, de cambio, de estar preparados, preparadas para lo que venga. De alejarnos de conflictos; de los externos, pero también de los internos.

Cada uno de nosotros tenemos un mapa del mundo, una representación de nuestra REALIDAD, pero esa no es la realidad.

Se trata de aumentar nuestro grado de consciencia para reconocer nuestras NECESIDADES y explorarnos como una forma de enriquecimiento y crecimiento personal.

¿CÓMO?... 

  • Dejándonos acompañar desde el respeto. ¡Déjate querer!

  • Compartiendo nuestras experiencias. ¡Cuéntalo!

  • Escuchando lo que cada uno, cada una, tenga que decir, sin juicios. ¡Soy todo/a oídos!

  • Buscando la brújula que nos guíe en la travesía. ¡Si me necesitas, silba!

  • Aprendiendo a identificar y gestionar las emociones sin castigarnos. Hoy estoy triste, ¿y?

  • Aceptando que esta persona también soy yo. ¡He cambiado!

  • Dando nombre a lo que nos pasa. ¡Me preocupa el futuro!

  • Desmontando las creencias que nos limitan. ¡Voy a salir de esta!

  • Aprendiendo a ser personas compasivas y misericordiosas. ¡Dónde pongo mis miserias!

Las CRISIS, cualquier crisis, deberían estar sostenidas desde distintos aspectos. En una como la actual, llamada sanitaria, está claro que también se verá afectado el aspecto económico, ya lo estamos viendo, pero ¿qué pasa con el resto? ¿por qué no le damos el lugar, la atención, que se merecen?. 

Estos son algunos tips que nos pueden ayudar:

1.- AUTO-gestiona tus EMOCIONES.

Estaremos autogestionando nuestras emociones si logramos transformarlas y encauzar su energía. Entonces seremos capaces de articular una respuesta integradora y apropiada a la situación que las origina.

Una persona inteligente emocionalmente es aquella que tiene la habilidad de:

. percibir su estado emocional, asumirlo y expresarlo.

. comprender la naturaleza de ese estado.

. regularlo para impedir efectos negativos y aprovechar los positivos.

. hacer todo esto con el estado emocional de los que lo rodean.

¿DIFICIL?

2.- Ejercita el OPTIMISMO.

Ser optimista no significa ignorar la realidad. Una persona optimista reconocerá la situación, la aceptará y con esperanza dirá: “Esto será difícil, pero es una oportunidad de replantearme mi vida y hacer cosas que antes no me permitía”.Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Yale, señala que el optimismo, al igual que el pesimismo, puede ser contagioso. Así que su consejo (y el mío si me lo permitís) es: “Júntate con personas optimistas”.

3.- Desapégate: querer NO es NECESITAR.

El desapego mal entendido puede parecer puro egoísmo, pero nada más lejos de la realidad. Practicar el desapego no significa romper vínculos con todo aquello que es importante para mí, ni siquiera significa dejar de tener objetivos o de querer cosas. Más bien significa que aunque yo quiera algo, no lo necesito para vivir ni para ser feliz.

Aprendamos, pues, a poner en práctica estas 3 sencillas leyes sobre el desapego…

1ª Ley: eres responsable de ti misma/o.

2ª Ley: vive el presente, acepta y asume la realidad.

3ª Ley: asume que las pérdidas van a suceder tarde o temprano. 

4.- “Tira” de tu RED de apoyo.

Una red de apoyo sólida implica identificar a quién podemos acudir en caso de tener una dificultad.

Muchas veces la falta de un lazo en nuestra red de apoyo resulta porque no sabemos reconocer cuándo necesitamos ayuda o pudiéramos llegar a necesitarla, aislándonos de las personas o no procurando círculos sociales.

Evaluemos nuestra red de apoyo emocional:¿En quién confío? ¿Quién me apoya? ¿Quién me escucha? ¿A quién pido consejo?.

5.- Practica la MEDITACIÓN.

Practiquemos nuevas formas de percibir, actuar, pensar y sentir ante lo que nos acontece, creando nuevos patrones que fomenten el bienestar personal y relacional.

La mente se preocupa del pasado y del futuro, sin centrarse en lo que pasa en el momento presente, deribando en muchas ocasiones en estados de ansiedad (se anticipa a la realidad) y rumiación (se ancla en el pasado).

Una mente ajena al presente es incapaz de conocer la realidad tal como es. Por eso debemos apaciguarla, tranquilizarla para que sea capaz de conocer esa realidad.

Justo esto es lo que conseguimos con la práctica de la meditación: dirigir, estabilizar e incrementar la potencia de nuestra atención.

 

Haber estado en un naufragio o en una batalla es algo bello y glorioso; lo peor es que hubo que estar allí para estar allí”.

(Fernando Pessoa)

 

¡SALUD!


https://youtu.be/fqMgHCksXpI

 



Publicado en AUTORRELATOS
Viernes, 22 Mayo 2020 06:24

APRENDER A PEDIR

¿Qué les pasa a algunas personas con las peticiones?

 

Debemos recordar que una PETICIÓN siempre nace de una CARENCIA. Pedimos porque necesitamos algo del otro, algo que nos falta o que no podemos obtener sin ayuda. Esta necesidad nos pone en una situación de vulnerabilidad, nos expone, y esto, a veces, nos cuesta aceptarlo.

Por eso, pedir nos incomoda, nos cuesta trabajo, nos da miedo.

 

Por otro lado, es importante distinguir entre petición y expectativa (petición y deseo). A veces esperamos que la otra persona cumpla con cosas que nunca hemos pedido (al menos de forma clara y directa) y ello nos lleva a la frustración.

 

Una petición no es un DESEO, aunque muchas veces así lo entendemos. Esto hace que la comunicación se trunque, que creemos malos entendidos y que ambas partes se sientan frustradas, ¿os suena?.

 

Por eso, para asegurarnos de que lo estamos haciendo bien, debemos tener en cuenta:

 

  • El contexto. No puedo pedir cualquier cosa en cualquier sitio.

  • Hacer la petición de forma clara y directa. Los “necesitaría”, “me vendría bien”, y cualquier otro tiempo condicional, no son los mejores aliados para pedir.

  • Que sea específica. Cuándo lo quiero, para qué lo quiero y cómo lo quiero.

  • Comprobar que la otra persona tiene “capacidad” para cumplir lo que le estoy pidiendo. No pedir imposibles, seamos razonables.

     

Detrás del miedo a las peticiones, muchas veces está el miedo al NO. A la incapacidad de decirlo y también al terror a que nos lo digan. Las personas que siempre dicen SI (seguro que conoces a alguna), tienen mayor dificultad para hacer peticiones claras.

 

Quizás hemos aprendido, a lo largo de nuestra vida, que decir “no”, no está bien visto. Nos han educado para ser serviciales, amables, estar para los demás olvidándonos de nuestro propio bienestar.

 

Esta forma de relacionarnos, de decir “si” de forma casi instintiva, tiene mucho que ver con nuestra capacidad para poner LÍMITES, alimentada por creencias como:

 

  • Hay que ser servicial.

  • Si digo que no, no me va a querer.

  • Lo hago porque quiero, siempre me ha gustado ayudar.

  • Yo no puedo decir que no.

  • A mi no me importa ocuparme.

  • La gente que pide es desconsiderada.

  • Si me dice que no es porque no le importo.

  •  

  •  

  •  

 

Si siempre dices SI porque tienes miedo a decir NO, quizás sea tiempo de actuar, de ocuparte de tu vida y dejar de sentirte culpable. ¿Cómo?. Ahí van algunos tips:

 

  • Reconoce que no puedes hacerlo todo. Es imposible decir "sí" cuando no te sientes bien con eso.

 

  • Repítete a ti mismo/a que no estás siendo egoísta. Piensa en todas las veces que le has dicho "sí" en el pasado.

  • Entiende que no puedes complacer a todo el mundo. No es posible complacer a cada persona todo el tiempo.

  • Piensa en todas las cosas a las que estás diciendo "sí" cuando dices "no."

 

  • Entiende por qué te cuesta decirle no a alguien. Si tienes miedo a que deje de preocuparse por ti, entonces estás en una relación problemática y quizás deberías salir de ella.

  • Entiende las diferentes tácticas que usan las personas para hacer que digas "sí" (intimidación, queja, culpa, halagos,...)

 

Como dice Joan Garriga, las relaciones son co-construidas por sus miembros. Tomemos pues responsabilidad sobre nuestras vidas. Busquemos ayuda si es necesario y dejémonos ayudar, porque ello nos permitirá:

 

  • Abrirnos a lo desconocido. “Doy mi brazo a torcer”.

  • Sintonizar con la vulnerabilidad y la gratitud. “Agradezco a mí, a ti, a la vida...”

  • Soltar nuestras reclamaciones.

  • Reconocer el sufrimiento real. “Suelta amarras”.

  • Confiar.

  • Dar y recibir.

 

Dar ayuda y recibirla ayuda a ambos, en igual medida. Muchos, al final de un largo camino, comprenden que la vida fue providencial, trayendo a cada momento, a los que supieron estar atentos, aquellos y aquellas personas que resultaron cruciales. Entienden por fin que la vida se construye de roces, experiencias y encuentros que nos hacen crecer” (Del libro, Vivir en el alma, de Joan Garriga).

 

Quizás de eso trate la “nueva normalidad”: de hacernos cargo de nuestra VIDA, de aprender a PEDIR sin culpa, de poner LÍMITES desde el respeto, de decir NO sin miedo.

 

¡SALUD!

Publicado en AUTORRELATOS
Jueves, 14 Mayo 2020 17:59

COMPROMISO vs OBLIGACIÓN

Escribir sobre COMPROMISO en estos tiempos, me lleva al texto de Pema Chödron (Cuando todo se derrumba) cuando habla del truco de no tener elección: “No experimentamos el mundo plenamente a menos que estemos dispuestos a darlo todo. Samaya significa no quedarse con nada, no prepararnos una ruta de escape, no buscar alternativas, no pensar que tenemos mucho tiempo y podemos hacer las cosas más adelante”. ¿Con qué estamos verdaderamente comprometidos, comprometidas; con ir a lo seguro manipulando lo que tenemos a nuestro alrededor para obtener seguridad y reconocimiento, o con algo más profundo? ¿En qué nos refugiamos; en la autocomplacencia o en dar el salto que nos permita ir más allá de nuestra zona de seguridad?

 

Como siempre, me gusta jugar con la procedencia de las palabras. El diccionario define COMPROMISO como: “Obligación contraída, palabra dada, fe empeñada”. Proviene del latín compromissum, y está íntimamente relacionada con la palabra PROMESA, que se define como “Expresión de la voluntad de dar a uno o hacer por él una cosa”.

 

El compromiso nos hace libres, nos libera de las garras de las expectativas de los otros. La fórmula perfecta es que el compromiso lo compone un gran porcentaje de motivación con un menor porcentaje de obligación. Y siempre, siempre, es una acción que se asume desde la LIBERTAD. Hace que nos cargamos de energía y fuerza.

 

Así pues, mientras que el compromiso está vinculado a ese sentimiento de libertad (“quiero”), la OBLIGACIÓN tiene más que ver con el VICTIMISMO (“tengo que”).

 

En la obligación estamos forzados a hacer algo que no hemos elegido, que nos lo imponen (mi familia, el gobierno, mi pareja, la comunidad,...) Aparecen entonces los “tengo que...”, “esto es lo que hay...”, “si no lo hago yo nadie lo hace...”, “atente a las consecuencias...”

 

El compromiso es pasión, deseo y motivación para hacer lo que creemos que es mejor, mientras que en la obligación nos centramos en el peligro de no cumplir con lo establecido. ¿Nos resuena?, ¿Qué nos está pasando con el llamado “distanciamiento social”?, ¿Dónde nos situamos en esta “nueva normalidad”?.

 

En palabras de S. Lehman podemos decir que “Compromiso es lo que transforma una promesa en realidad. Es la palabra que habla con valentía de nuestras intenciones. Es la acción que habla más alto que las palabras. Es hacerse el tiempo cuando no lo hay. Es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias se ponen adversas. Compromiso es el material con que se forja el carácter para poder cambiar las cosas. Es el triunfo diario de la integridad sobre el escepticismo”.

 

Cuando pensemos en esta distinción lingüística, compromiso vs obligación, recordemos:

 

  • Todo compromiso puede ser roto en función de las circunstancias y de forma coherente. No es un pacto de sangre! Eso también me tranquiliza.

     

  • Comprometerse significa intentar algo nuevo. Qué mejor motivación!

     

  • Cuando nos comprometemos nos alejamos del lenguaje victimista. En nuestras argumentaciones sustituimos los “pero” por “y”. “Quiero irme de viaje “y” de momento no me lo permiten”.

     

  • No se trata de manipular, evitar o huir de los “peligros”, sino de relacionarnos de una forma nueva que nos permita avanzar.

     

  • Recordar el poder del lenguaje. Cambiar los “tengo que”, por “quiero, estoy dispuesto/a”.

 

Como Coach, en los procesos de acompañamiento, mi intención es facilitar que las personas descubran las distintas opciones que tienen para relacionarse con la realidad. Con esta nueva REALIDAD. Descubrir el secreto de la FELICIDAD que, como decía Russell, consiste en que tus intereses sean lo más amplios posibles y que tus reacciones a las cosas y personas que te interesan sean amistosas y no hostiles.

 

SALUD!

Publicado en AUTORRELATOS

Con el tiempo he aprendido que no se dice, “otro año”, igual que no se dice, “otra copa de vino”. El año, la copa, son únicos.

Hoy es el año cuatro y nada tiene que ver con el tres. También el cinco será distinto. Esta es la montaña rusa que nos (me) está tocando subir y bajar.

Sé que cada año que pase tendré menos calcetines, que los agujeros serán mayores. Ya casi se salen todos mis dedos. Me pregunto, ¿Qué será mí cuando la lavadora se haya tragado el último par?, ¿Qué será de mí cuando no pueda usar tu forro polar, idéntico al mío pero que es tuyo?, ¿Qué será de mí cuando tu móvil deje de funcionar?.

No soy como vosotras. Vosotras tenéis a vuestros estúpidos mariditos que os dicen “gordi”, “cari” o “tesoro”. El mío me llamaba, “bicho”.

Esos que os llenan la copa mientras contestáis como adolescentes malcriadas, “otra no, cariño, una sin, porfa”.

Mientras yo, paso la noche sola en el campo y enciendo la chimenea para calentar mi casa. Mi casa desangelada. Casi sorda de silencio. Y me dejo crecer el pelo. Y paseo sola por la playa.

No tenéis ni idea de quien soy, pero me gustaría ser vosotras.

 

 

COMO LOS TULIPANES

 

La vida

sigue creciendo

incluso después

de ser cortada.

(…) M. Leach

Publicado en AUTORRELATOS
Lunes, 28 Octubre 2019 16:28

ACEPTACIÓN INCONDICIONAL

Dice un antiguo proverbio budista, que a lo que te resistes persiste, y lo que aceptas te transforma. Seguramente es de las primeras cosas que me resonaron, hace ya años, incluso antes de mi segunda vida.

En muchas ocasiones, creemos estar aceptando una situación, cuando en realidad estamos resignándonos a la misma. ¿Sabemos cuál es la diferencia?

Para mi, la principal es que la resignación nos hace sufrir. Sufrimos porque esperamos que esa situación que estoy viviendo y que no me gusta, que me hace daño, sea de otra forma, que cambie. Sin embargo, cuando aceptamos, asumimos ESA realidad, sin pretender cambiarla. ¿Sencillo?, de ninguna manera, pero...¿quien dijo que fuera fácil?

En ocasiones, creemos aceptar una situación cuando conseguimos “sobrevivir” a ella, cuando la olvidamos…sin embargo, me estoy resignando, ya que no me estoy moviendo en la dirección que verdaderamente quiero en mi vida. Quedo atrapada compadeciéndome de mi misma, sintiéndome víctima de la situación, no haciendo nada al respecto, y diciéndome: “esto es lo que hay, no puedo hacer nada”. Me esclavizo a la situación, me ato a ella y me bloqueo. Cuando acepto una situación, a pesar de que me disgusta, significa que sigo buscando otro camino para mi FELICIDAD. La aceptación es algo así, como no ir contra-corriente. Es aprovechar la situación que me ha tocado vivir para aprender, para tomar conciencia de que existe la posibilidad de re-dirigir mi vida.

Aceptar y resignarse, se convierten en dos caras de una misma moneda.

Si en mi vida aparece la aceptación de lo que me ocurre, seré la dueña de la misma, superando los obstáculos y encontrando el bienestar en el camino de lo aprendido. Si por el contrario, me resigno, permanecerá conmigo el dolor y el sufrimiento.

 

Y ahora, tú eliges....¡o no!

 

Publicado en AUTORRELATOS
Página 2 de 3

© 2018 Ángeles Fernández - todos los derechos reservados. |

  687462186 | Contacto