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Coaching Oncológico

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía?. Para eso, sirve para caminar”. Eduardo Galeano

¿Qué pasa cuando el diagnóstico es cáncer? Cada uno, cada una, reaccionamos de una forma distinta cuando nos dan el diagnóstico, pero hay algo que en la mayoría de los casos se repite, la sensación de miedo, la pregunta de por qué a mí, la incertidumbre de saber, o no saber, qué me conviene en estos momentos.

El objetivo en los procesos de Coaching Oncológico es trabajar el placer de sentir nuestro propio camino de desarrollo, de cambio, de estar preparadas/os para lo que venga. Para ello crearemos un espacio donde desarrollaremos nuestras potencialidades lejos de conflictos internos, aumentando nuestro grado de consciencia y autoconocimiento.

Trabajaremos el coraje para no resignarnos a vivir de cualquier manera y querer lo mejor para nosotras/os mismas, vivir con plenitud y llegar al amor incondicional, al amor propio, al amor a una/o misma/o.

Todas y todos tenemos un mapa del mundo, una representación de nuestra realidad, pero esa no es la realidad.

¿Qué es lo que propongo?:

  • Acompañar desde el respeto.
  • Compartir experiencias.
  • Escuchar lo que la persona tenga que decir, sin juicios.
  • Orientar en esta nueva travesía.
  • Ayudar a identificar y gestionar nuestras emociones sin castigarnos.
  • Aceptar que esta persona también soy YO.
  • Poder dar nombre a lo que nos pasa.
  • Desmontar las creencias que a veces nos limitan.
  • Aprender a ser personas compasivas con nosotras mismas.

Los procesos de Coaching Oncológico nacen con la intención de facilitar, a través de un acompañamiento respetuoso, el camino a recorrer cuando se diagnostica un cáncer.

Mucho hemos avanzado en los últimos tiempos, afortunadamente, y el hecho de ponerle nombre, de que deje de ser “una larga enfermedad”, significa que podemos enfrentarnos a ello de una forma más “natural” y tranquilizadora.

Por eso, me gusta decir que las personas que tienen cáncer, tienen una enfermedad, pero no son unas enfermas, con lo que eso supone de carga negativa. Porque denominarnos como enfermas significa, al menos para mí, que soy víctima de algo sobrevenido, ante lo cual, poco o nada puedo hacer.

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