Miércoles, 14 Febrero 2018 15:11

TREN

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Cuando la huida es hacia no se sabe dónde. Excusas baratas. No hay nada peor.

 

Paseos, risas, lágrimas y más risas, a veces bajo la lluvia, otras con un sol de primavera que parece verano.

 

Entonces meditaba, pensaba, sufría pensando, en qué momento fue cuando todo empezó a derrumbarse. Esa historia, la historia de pérdidas en la que se había convertido su vida.

 

Veía a los demás cómo se relacionaban y pensaba: -nadie es como tú, nadie es perfecto como tú-

 

Ese amor incondicional que ella explicaba como el amor a uno mismo, era hacia el otro. La consumía por dentro y por fuera. Todo se derrumbaba. No era más que un cúmulo de escombros.

 

Estaba sola, enferma, indefensa, sola, abandonada, sola, triste, sola.

 

Se ahogaba, no podía respirar, en ese tren que la llevaba a casa. No a nuestra casa. Ese tren, qué lugar más triste, que oscuro, que miedo tan terrible allí sola rodeada de gente. Jóvenes que miran el móvil, viejos que miran el móvil, bebés mirando el móvil…que extraño.

 

Se ahogaba. Ya casi no podía respirar.

 

YA    CASI   NO

 

CASI

 

NO

 

 


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