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Viernes, 29 Abril 2022 09:43

MIEDO A EQUIVOCARNOS

No existe otra manera de aprender que no sea mediante ensayo y error, y pensar que somos mejores cuanto menos nos equivocamos es, como poco, un planteamiento absurdo.

Acumulamos creencias e introyectos que nos dicen: “El que falla es menos valioso como persona”.

Nos embargan pensamientos irracionales que nos hacen sufrir cuando algo nos sale mal, consiguiendo con ello que abandonemos nuestros objetivos, nuestros proyectos, nuestras ilusiones. Y…, ahí viene la trampita de nuevo, quedamos a salvo de un nuevo fallo que pueda tambalear nuestra autoestima. 

El miedo a equivocarnos solo podremos conquistarlo si experimentamos y somos capaces de aprender de los errores. 

A veces son convertimos en verdaderas sufridoras ante el más mínimo fallo. Somos perfeccionistas, intolerantes a la frustración, nos volvemos tan autoexigentes que nuestro diálogo interno se convierte en el crítico más feroz. 

Si no te permites equivocarte, nunca serás una persona libre. Si tomas cada error como fracaso personal, nunca sentirás que estás a la altura, que eres digno, digna. Te estás privando de experimentar, de salir de tu zona de confort y saltar al abismo. 

El error es parte del camino. Cometer errores es el paso previo al aprendizaje. Fallar nos enseña sobre nosotras y sobre el mundo, nos ayuda a clarificar quienes somos, lo que deseamos y lo que no. Nos muestra qué acciones nos llevan a la felicidad y cuales a la frustración. 

Nuestro valor personal no tiene que ver con nuestro desempeño, lo que tenemos o conseguimos. El éxito NO es necesario si creemos en ese pensamiento de forma madura y razonable, el problema aparece cuando no actuamos por miedo al fracaso. 

Te muestro algunos tips para tomar los errores como aliados y no como enemigos: 

  • Permítete fallar, sin miedo y sin culpa. El error es parte de la vida.
  • Si fallas, analiza la situación y extrae una enseñanza. No es un lastre, es un impulso para seguir.
  • Responsabilízate y aléjate de todo victimismo. Y, además, perdónate.
  • Si es necesario, vuelve a empezar. Ahora el punto de partida no es el mismo.
  • Trabaja tu emocionalidad. Todo es más fácil cuando estamos empoderadas emocionalmente.
  • Y si no puedes solo, sola, busca ayuda…No pasa nada por pedir. Cuando pedimos hablamos y somos escuchados, y este es el primer pasito en cualquier proceso de crecimiento personal. 

La vida es como una cámara fotográfica, enfócate en lo importante. Captura los buenos momentos, saca de lo negativo un aprendizaje revelado y si el resultado no es el que deseabas, intenta una nueva toma. 

Todo pasa. Todo cambia. Nada es permanente.   

Para saber más....https://youtu.be/HcMAU3coLzM

 

 

 

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Sábado, 19 Marzo 2022 09:38

¿POR QUÉ NOS CUESTA DECIR QUE NO?

Entre otras cosas, porque nos cuesta priorizar nuestras necesidades por delante de las de los demás.

Tengo que decir siempre “SI” y pedir lo menos posible para que no me digan “NO”.

Los juicios que bloquean esa incapacidad son:

. Hay que ser servicial y hacer lo que los demás esperan de nosotros/as.

. Si digo que no, no me van a querer, no me van a valorar.

Pero, ¿qué estoy buscando en el fondo? Pues seguramente…

. Aprecio.

. Aceptación.

. Reconocimiento.

Aquí van algunos tips para poder decir que no sin sentirnos culpables:

Reflexiona y…

. Date cuenta de que no puedes hacerlo todo, es imposible.

. Repítete que no eres egoísta por decir que no.

. Entiende que no puedes complacer a todo el mundo.

. Piensa en todo a lo que dices “si” cuando dices “no”.

Razona y pon acción en…

. Hablar con calma y sin alterar la voz.

. Tener un lenguaje corporal firme.

. No te disculpes.

. Explica por qué no puedes hacer eso que te piden (sin muchos rodeos).

. Ofrece una alternativa.

Si siempre decimos que sí, seguramente estamos actuando desde el miedo, creemos que somos personas honestas y auténticas, cuando en realidad es al contrario.

Y sobre todo, asumamos de una vez que, no todo el mundo nos va a querer.

Para saber más, puedes ver el video en el siguiente enlace:

https://youtu.be/IXtOz4iw0Y8

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Viernes, 18 Febrero 2022 09:25

LOS JUICIOS Y LAS TRAMPITAS MENTALES

Pero, ¿qué son los juicios? Pues lo primero que me viene es que son filtros que tamizan las experiencias que vivimos llegando a distorsionarlas. Esto nos lleva a etiquetar la situación o la persona implicada impidiéndonos percibir la realidad sin nuestros propios condicionamientos.

Se dice que nuestro cerebro recibe y procesa veinte millones de estímulos por segundo y tan solo cuarenta, si 40, son procesados a nivel consciente. Podríamos decir que esta, es la primera trampa de la mente.

A nivel inconsciente, creamos juicios automáticos y estos, casi siempre, suelen ser negativos para nosotros o las personas de nuestro alrededor.

Un dato a tener en cuenta es que la mente consciente puede operar en el presente, en el pasado y en el futuro, sin embargo la inconsciente va a lo suyo y solo puede operar en el momento presente, ¡ya!, ¡ahora!

Sabiendo esto, ¿qué podemos hacer? Pues lo primero sería invitar a esa mente consciente, con su capacidad de ir para allá y para acá, a estar en el presente, en el aquí y ahora, ¿os suena? Esto nos permitiría tomar distancia de los juicios, sobre todo de los que crea nuestra mente inconsciente, ampliando nuestro campo de visión y permitiéndonos soltar etiquetas y quitar fuerza a los pensamientos rumitativos que nos amargan la vida.

Estar en el NO-juicio no es fácil, seamos realistas, pero, ¿qué sería? Pues podemos decir que es distinguir la realidad de nuestras reacciones automáticas ante lo que sucede. Es no dejarnos llevar por viejos automatismos. Es poner atención a la experiencia sin atraparnos en nuestras propias ideas, opiniones o gustos.

No hay recetas, evidente, pero, qué tal si empezamos por:

. Nos comprometemos con la observación de cada experiencia en su totalidad, no nos implicamos ni nos identificamos con ella. Dejamos de evaluar nuestros pensamientos y emociones como “bueno” o “malo”. Consideramos que un pensamiento o emoción pueden ser solo eso.

. Además, evitamos categorizar, etiquetar, comparar. Se dice que las comparaciones son odiosas, yo digo que son miedosas.

. Practicamos la comprensión. Y yo añadiría, la compasión. Cultivar la compasión es reconocer mis imperfecciones, mi fragilidad.

. Tomamos conciencia de nuestra falibilidad. Nos detenemos antes de juzgar, comprendemos la situación y las motivaciones y cambiamos nuestra perspectiva: Humanidad compartida.

. Somos conscientes del poder de las palabras. Excluimos y evitamos términos negativos.

. Nos damos cuenta de los juicios que emito y nos preguntamos, ¿para qué?

En definitiva podemos decir que los juicios son ruidos mentales tóxicos y, además, equivocados. Son acciones que provocan sufrimiento y que muchas veces se relacionan con nuestras propias expresiones trágicas de necesidades insatisfechas, proyectándolas en los demás.

Si os apetece saber algo más sobre esto de los juicios y no-juicios, aquí os dejo el enlace del programa “Aprendiendo a vivir” donde tuve la ocasión de debatir con una serie de expertos sobre este, muchas veces, controvertido tema.

https://youtu.be/gH5vKcOwF74

 

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Viernes, 26 Noviembre 2021 09:25

CÓMO DESARROLLAR NUESTRAS FORTALEZAS EMOCIONALES

¿De qué hablamos cuando hablamos de fortaleza emocional? Pues se trata de ese conjunto de recursos que nos ayuda a afrontar situaciones adversas o difíciles de gestionar.

Más tarde o más temprano, la vida nos va a presentar conflictos, pérdidas o decepciones a las que tendremos que enfrentarnos. En estos momentos, disponer o no de esas fortalezas será crucial para salir airosa y fortalecida. Así, la gran noticia es que todas y todos tenemos capacidad para desarrollar y potenciar esa fortaleza interior que nos permite ser justamente lo que deseamos.

Cuando desarrollamos ese tipo de fortaleza, también desarrollamos nuestra capacidad de mantenernos en calma, de mirar las situaciones con perspectiva y de tomar acción hacia el cambio que queremos.

Somos capaces de aceptar la dificultad como parte del camino a recorrer. Reconocemos nuestros recursos y sabemos cómo y cuándo ponerlos en práctica.

Todos y todas podemos cambiar esos viejos patrones que a veces nos paralizan. Se trata de trabajar en nosotras mismas, tomando conciencia de que aquello que antes veíamos como un muro infranqueable, quizás sea posible.

Podemos caer en el derrotismo pensando que eso que nos pasa es algo dramático y que no podemos hacer nada ante eso que acontece, que somos desgraciados y que “todo nos pasa a nosotros”. De esto modo, le estamos dado poder al miedo. Ya sabemos que el miedo nos paraliza, hace que perdamos el control, nos desconcierta. Desde ahí solo podremos actuar de forma impulsiva y con unos resultados, seguramente, poco satisfactorios para nosotros.

Sin embargo, si decidimos parar, respirar, centrarnos y mirar la situación con perspectiva, podemos mandar un mensaje a nuestro cerebro completamente distinto y a través de nuestros pensamientos decir: si puedo, esto también pasará.

Con este mensaje nos llegarán sentimientos de seguridad, de confianza, de que sí somos capaces de gestionar esto que nos está pasando de la mejor manera.

Tener una buena autoestima es la base para desarrollar nuestras fortalezas emocionales. Es preciso alejarse de toda culpa y centrarnos en la confianza, la autocompasión, la indulgencia y el amor incondicional hacia uno mismo.

Se trata pues, de cambiar los patrones en los que hemos basado nuestra forma de relacionarnos en y con el mundo, detectando a tiempo nuestros pensamientos negativos y sustituyéndolos por aquellos que nos recuerden todo lo que somos capaces de hacer.

Cuanto más ejercitamos este tipo de pensamientos más fácil resulta repetirlos en el futuro. Así llegará un momento en que nuestro cerebro hará que esas cogniciones se vuelvan automáticas y acudan a nuestro rescate cada vez que lo necesitemos.

Algunos tips para desarrollar nuestras fortalezas emocionales y que nos permitan crear nuevos patrones de relación son:

.- Reconoce tus emociones. Aprende a sentirlas, cómo y dónde. Ponerle nombre a lo que nos pasa es el primer paso.

.- Aléjate de todo juicio. Para qué estoy pensado eso de esa persona. Para qué permito que me afecte lo que el otro dice de mí.

.- Cambia la historia que te cuentas. Cambia los “y si” por pensamientos más reales que tengan que ver con lo que de verdad estás viviendo, aquí y ahora.

.- Desapégate del resultado. Fija pequeñas metas y valora poco a poco tus logros. Si algo no sale bien, eso también vale.

.- Céntrate en lo que sí tienes. Todos tenemos fortalezas aunque a veces tendemos a centrarnos en las debilidades. Piensa, ¿en qué soy bueno, soy buena?

.- Practica la meditación. Meditar nos ayuda a mantener nuestra mente en calma y nos proporciona paz interior.

.- Sé una persona compasiva. Trata y trátate con respeto, amabilidad e indulgencia.

.- En definitiva, para mí, estos son los principales pilares para desarrollar nuestras fortalezas emocionales:

-La aceptación.

-El no juicio.

-El desapego.

 

 

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Martes, 15 Diciembre 2020 10:15

SESIONES PERSONALES PARA DESPEDIR 2020

He abierto un cupo para aquellas personas que sientan la NECESIDAD y/o el DESEO de ser ACOMPAÑADAS en este extraño final de año e iniciar el próximo adaptándose a los cambios que estamos viviendo en esta nueva realidad; aceptando lo que nos está tocando vivir.

Mis SESIONES PERSONALES tendrán un DESCUENTO del 20% hasta el 10 de enero de 2021 para quienes inicien un nuevo proceso .

Las sesiones podrán ser PRESENCIALES en mi consulta de Sevilla, con todas las medidas de seguridad, u ONLINE.

En mis PROCESOS DE ACOMPAÑAMIENTO parto de un método propio que he dado en denominar, PEDAGOGÍA DEL SER. Utilizo el COACHING como base, implementado con herramientas de Programación Neurolingüística -PNL-, técnicas de GESTALT y principios basados en la NEUROEMOCIÓN.

Si te interesa, puedes contactar conmigo y te daré la información que precises. 

 

“Es preciso estar siempre a la altura del azar” -Nietzsche-

Ángeles Fernández Romero
#AcompañandoAPersonas
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687462186

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Viernes, 04 Diciembre 2020 08:15

LAS CORAZAS

 

 

Quizás las corazas puedan ser el símbolo de las personas que han -que hemos- sufrido en exceso. quizás sea la protección que muchos eligen para detener ese sufrimiento, para impedir romperse nuevamente.

Suele ser una de las muchas estrategias que los seres humanos utilizamos para sobrevivir en lugar de vivir.

Buscamos seguridad amparándonos en el miedo. Un miedo que nos paraliza, nos anestesia, no nos deja avanzar. Sentimos que nos cansa la vida y lo único que queremos es protegernos detrás de ese muro donde nada ni nadie, al menos de momento, pueda herirnos.

 

Nos cuesta aceptar que vivir es afrontar riesgos, que no todo va a pasar como deseamos o habíamos planeado, que el dolor y el sufrimiento pueden llegar en cualquier momento y nos pondrá a prueba.

Todo, la felicidad y el sufrimiento, forman parte de nuestro recorrido por el mundo. Seguramente nadie es inmune a ninguno de los dos estados. Por tanto, acojamos a ambos como parte de nosotros.

Desde luego, gestionar los golpes es algo personal e intransferible. Nadie siente mi dolor, es imposible. Mi sufrimiento, mi herida, es mía y de nadie más. ¿Cómo va a ser de otro modo?

Añadimos a todo esto que, no todos tenemos los mismos recursos, los mismos apoyos ni somos capaces de diseñar estrategias que nos ayuden a paliar, a transitar el dolor sin salir heridos de muerte.

En cualquier caso, afrontemos el sufrimiento de una u otra forma, siempre nos genera secuelas físicas y emocionales. Elimina en nosotros cualquier ápice de motivación, nos agota, nos desgasta, nos chupa la energía. El sufrimiento es algo orgánico, con él disminuye la segregación de serotonina y aumenta el cortisol.

 

EL PARA QUÉ DE LAS CORAZAS...

 

Sin duda, tu coraza te protege de la persona que quiere destruirte. Pero si no la dejas caer, te aislará también de la única que puede amarte”.

-Richard Bach-



Todos tenemos nuestro escudo personal para blindarnos ante el dolor, para “salvarnos”, aunque a veces no sepamos ni de qué, ni de quien. Creemos que tenemos que hacernos fuertes ante posibles amenazas, así, seguramente, lo hemos aprendido. Necesitamos protegernos.

¿Dónde está el problema? Pues que muchas veces nos “olvidamos” de destruir, de deshacernos de esas corazas que en un momento dado quizás nos sirvieron pero que justo en este instante provocan en nosotros el efecto contrario. Estamos dejando que tomen el control de nuestra vida y las convertimos en el filtro a través del cual vemos la realidad. Son muros que nos aislan del sufrimiento, pero también del amor y de cualquier experiencia vital: ¡No siento para no sufrir!

Podemos llegar a autosabotearnos, a boicotearnos, a bloquearnos emocionalmente, anclados en esa creencia de que aquello que me sirvió en un momento dado, me va a servir el resto de mi vida. Así, la coraza se conviete en trampa disfrazada de protección.

Muchas personas tienen tanto miedo a ser heridas que, de forma inconsciente, escondiéndose tras la coraza que supuestamente les protege, lo que hacen es alejarse de toda fuente de amor.

Deshacernos, derrumbar las corazas no es fácil, hay que hacerlo poco a poco, y sobre todo es imprescindible para ello disponer de una buena dosis de amor (autoamor), un buen pellizco de comprensión, armarnos de paciencia y aceptación durante el camino.

No hay recetas mágicas, se trata de tomar conciencia, de conectarnos con nosotros mismos, con nuestro presente, con lo que de verdad ahora, en este preciso instante quiero, y qué me estoy perdiendo.

Este es el trabajo, de eso se trata, de hacernos responsables, de liberarnos de todo atisbo de culpa, de tratarnos bien, porque evitar el sufrimiento a corto plazo puede parecer sencillo e incluso placentero, pero quizás a la larga genere más dolor.

La vida no siempre es fácil, pero (y) todo lo que nos pasa son capítulos que debemos integrar en la historia de nuestra vida. Dejemos de vivir a la defensiva.

Como dice B. Vilaseca: “Vivir sin coraza implica aceptar y sentir la propia vulnerabilidad. Esta es la auténtica fortaleza”.

¡SALUD!

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Viernes, 13 Noviembre 2020 07:40

EL OLOR DE LAS PEONÍAS

Como las peonías, la soledad tiene más de mil variedades. PEONÍA, etimológicamente, viene de Peán, el socorredor, el sanador. Sanación, igual que la SOLEDAD cuando es elegida, porque nos conecta con nuestro SER, con nuestra consciencia, con nuestros anhelos y nuestros deseos, con nuestras pérdidas y con nuestros recuerdos.

Hoy más que nunca, retomo y rehago mi relato sobre la soledad. Tiene mala prensa, no es preciso recordarlo, sin embargo siempre he pensado que pasar tiempo solos, solas, nos ayuda a mejorar la relación más importante de nuestras vidas, la relación con nosotros mismos.

Decía Sartre que, “Si te sientes en soledad cuando estás solo, estás en mala compañía”.

La soledad nos permite disfrutar del placer del silencio. El placer de sentir nuestra individualidad. El placer de sentir-nos.

Para muchas personas, la soledad puede ser un gran desafío, no saben cómo afrontarla, no se sienten preparados para ello.

Este sentimiento tiene que ver con lo social y también con lo emocional. Es un sentimiento interno más que un estado concreto, por eso puede aparecer en momentos en los que estamos rodeados de mucha gente.

Es parte de nuestra vida y cada uno de nosotros vivimos este sentimiento dependiendo de nuestra historia personal, que es única y diferente. Entonces, ¿De dónde viene ese miedo a la soledad?, pues principalmente viene del miedo al abandono, a ser rechazado, a no se merecedor del amor o el reconocimiento que otros me ofrecen.

Conectamos con el DESAMPARO, nos sentimos DESPROTEGIDOS, no tenemos satisfechas nuestras NECESIDADES y sentimos MIEDO, INSEGURIDAD, TRISTEZA y ANGUSTIA, ¿os suena?, ¿qué queremos hacer en estos tiempos donde la soledad es el principal mandato para frenar la pandemia?

Aprendamos a estar solos sin sufrir....

  • Hagamos acciones a lo largo del día que relacione soledad con bienestar. Conecta con tus gustos, con tu verdadera motivación, descubre lo que de verdad tiene sentido para ti.

  • Seamos creativos. Cuando estamos solos conectamos con lo más auténtico de nosotros mismos. Aprovechemos estos tiempos para encontrar esos recursos que seguramente no sabíamos o habíamos olvidado que teníamos.

  • Aceptemos. Solo si aceptamos que este es el momento que nos está tocando vivir, con nuestros miedos y nuestras incertidumbres, podremos salir reforzados y podremos volver a relacionarnos de una forma sana con los demás.

  • Permitámonos sentir nuestras emociones. Quizás descubramos qué es lo que estábamos evitando en el pasado huyendo de la soledad.

  • Hagamos un ejercicio de desapego. Tal vez la soledad, esta soledad, nos está abriendo la posibilidad desconectarnos con aquello que nos estaba perturbando.

  • Si abrazamos la soledad como parte de nosotros, aprenderemos a relacionarnos con los demás de una forma más libre.

Acojamos la soledad, nuestra soledad. Como la peonía, flor solitaria, la soledad es símbolo de armonía. Como la peonía, que desaparece en invierno y aparece en primavera, tan simple y tan bella, tan perfumada, tan curativa. Belleza capaz de atemperar cualquier desafío.

SALUD!

Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.

No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse”

-Gloria Fuertes-

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Viernes, 23 Octubre 2020 07:11

PERDÓN Y OLVIDO

¿Cuántas veces habéis dicho la frase, “perdono pero no olvido”? Seguramente muchas. Yo creo haberla dicho en algún momento. La pregunta es, ¿se puede perdonar sin olvidar?

Duele, duele muchísimo, sentirse herido por alguien. Provoca en nosotros, en nosotras, emociones entre la ira, la rabia y el desamparo. Duele, duele incluso físicamente.

Sin embargo, esta es la buena noticia, el PERDÓN es uno de los mejores ejercicios terapéuticos que podemos hacer.

Puede ser un acto difícil, pero os aseguro que nos libera. Nos ayuda a liberarnos de todas esas emociones no deseadas que antes decíamos -ira, rabia, desamparo- La mejor forma de cerrar las heridas es dar y recibir perdón. Es liberarnos de esas creencias que nos producen dolor. Es liberarnos de CULPA.

El perdón, como dice J. Lomar, es “el puente entre tu mente en conflicto y tu mente en paz”.

Perdonar NO es MINIMIZAR lo que sucedió, ni mucho menos, no es que de pronto todo esté solucionado. Perdonar es un verdadero acto de generosidad, generosidad hacia uno, hacia una misma. ¡He aquí la magia!

No se trata de cambiar al otro, ni olvidar lo sucedido sin más. Se trata de transformar el enfado y el dolor, en comprensión y aceptación.

Cuando de pequeñas nuestra madre nos decía: “pide perdón”, seguro que lo vivíamos como una obligación, algo que nos obligaban a hacer en contra de nuestra voluntad. Sin embargo, el perdón es un derecho, es mi derecho a no sentirme resentida, a no odiar, a no cargar con el dolor que me provocó aquello que pasó.

Pero (y) PERDONAR es OLVIDAR. Si no olvidamos, si guardamos todos los agravios que nos han hecho a lo largo de la vida, ¿Dónde me sitúo?, seguramente en el rencor, alimentando creencias y pensamientos destructivos que nos impiden estar en PAZ.

Perdonar y no olvidar es perdonar a medias. El olvido no se produce de la noche a la mañana, necesita tiempo y acción que te ayude a seguir adelante dejando atrás aquello que te hirió y te ancla al pasado.

Pero, sabemos, de verdad, qué es perdonar...

Para ejercer el verdadero perdón, alejándonos de todo sufrimiento, de todo sacrificio, estos son mis tips: 

  • Expresa, exprésate, lo que sientes. 

  • Acepta tu responsabilidad en aquello que pasó. Sin culpa. 

  • Aléjate de los pensamientos negativos. Visualiza esa emoción no deseada. Dale forma, color, textura. De este modo te será más fácil mantener esa “conversación” con ella y decirle lo que sientes. 

  • Perdona con todas sus consecuencias. Sin condiciones. Estas son las reglas del juego. 

  • No esperes nada del otro. Responsabilízate de lo tuyo. Cada palo que aguante su vela. Cuando perdonas, el regalo es para ti.

  • No caigas en el victimismo. Es fácil, muy fácil. Nos sentimos, “tan desamparados”. 

  • Acepta lo ocurrido y sigue adelante con tu vida. Aléjate del rencor. Empieza a recordar lo sucedido sin que te duela. 

  • Di: “te perdono”, verás que es una experiencia liberadora porque rompe el vínculo con aquello que te hizo daño. 

  • Permite que lleguen a ti nuevas experiencias y emociones. 

  • Toma lo sucedido como un aprendizaje para que no te vuelva a pasar. Y ahora...

 

Deja ir esa situación que te hirió.

 

 

"El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra.

 Es dos veces bendecido;

 bendice al que lo da y al que lo recibe"

- W. Shakespeare -

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Miércoles, 30 Septiembre 2020 09:02

AUTO-AMOR EN TIEMPOS CONFUSOS: TÁCTICAS Y ESTRATEGIAS

Hablar de tácticas y estrategias me lleva irremediablemente a Benedetti, como no.

Pero también me lleva a herramientas, a esa fórmula mágica que tantas veces buscamos, esa pócima que no es ni más ni menos el empujoncito que necesitamos para salir del “huevo frito” (otros lo llaman zona de confort)

Eso es justo lo que te ofrezco en este taller online. Partimos del auto-amor como gesto, pasando por esta situación extraordinaria que vivimos y que seguramente no facilita el hecho de ponernos por delante de nada ni de nadie. Aceptar-nos como somos ahora mismo, apreciando cada instante.

Como dice J. Garriga, “Amar lo que es, la realidad tal como se manifiesta, (…) Amar lo que somos, dejando de pretender ser diferentes, respetando nuestros distintos rostros (…) respetando nuestro cuerpo único y perfecto, respetando nuestros sentimientos tan necesarios y valiosos”.

Para trabajar sobre todo ello nos encontraremos, vía zoom, el próximo sábado 17 de octubre en horario de 10:00h a 14:00h.

Escríbeme y te mando toda la información para acceder...

 

UN SALUDO!

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Viernes, 04 Septiembre 2020 09:41

PROCRASTINACIÓN

Justo ahora, cuando este extraño verano casi llega a su fin, os vengo con nueva reflexión sobre este término, como decíamos, difícil de pronunciar y más difícil de gestionar. Y recordamos, ahora que estamos en pleno intento de vuelta a la normalidad, que “cualquier día” no es un día de la semana.

PROCRASTINAR quiere decir dejar para el futuro, es una palabra de origen latino, viene de procrastinare que significa aplazar.
Cuando la realización de una tarea nos resulta desagradable, trabajosa o cansada, física o psicológicamente, la mayoría de las personas buscamos la forma de posponerla, ya sea llevando a cabo otras actividades más placenteras o simplemente dejando pasar el tiempo.

Cuando te des cuenta que estás procrastinando, pregúntate, ¿de qué estoy huyendo? Porque sí, amigos y amigas, procrastinar tiene mucho que ver con la huida y la evitación.

Evitamos hacer algo porque exponernos a ello nos genera ansiedad y malestar. Quizás nuestro cerebro, una vez más, nos hace el jueguecito y sentimos un cierto placer momentáneo, pero no nos engañemos, estamos cayendo en una trampa y cada vez habrá más situaciones que “nos apetezca” evitar y que nos llevará a limitar nuestra vida y quizás nos suma en un profundo malestar.

Por tanto, huir y evitar nunca es la salida, tan solo nos provoca un bienestar momentáneo, una ilusión de la realidad. La tarea pendiente sigue estando ahí.

Los griegos llamaban a la procrastinación “akrasía”, que quiere decir falta de autocontrol y tendencia a actuar en contra de nuestro verdadero interés.

Para mí, tiene mucho que ver con el autosabotaje, del que ya hemos hablado en alguna ocasión. Tiene que ver con esa batalla interna que nos impide, tantas veces, estar en PAZ.

En la ESTRATEGIA para dejar de procrastinar, estos son mis 10 TIPS:

 

  1. Párate y haz una lista de excusas, de las tuyas, de esas que te dices cada vez que te enfrentas a una tarea. Elimíalas de tu vida. ¿Difícil?, nadie dijo que fuera fácil.

     

  2. Piensa qué consecuencia real, de verdad, está provocando que tú pospongas eso que no te apetece hacer.

     

  3. Ponte en la situación contraria, ¿Qué beneficio vas a obtener si lo haces?

     

  4. Prémiate. No tienen que ser grandes regalos. Simplemente concédete un pequeño capricho por haberle metido mano a eso que llevabas tiempo posponiendo.

     

  5. No hay que hacerlo todo a la vez. Dosifica tus tareas. ¿Recuerdas el refrán, “el que mucho abarca, poco aprieta”?, pues eso!

     

  6. Confía en ti. El miedo al fracaso hace que tu mente te empuje al abismo de la procrastinación.

     

  7. Deja de poner excusas, el universo no tiene la culpa. Responsabilízate de tu vida, de tus éxitos y de tus fracasos.

     

  8. Planifica. Diferencia entre lo importante y lo urgente. Pon-te fechas límites.

     

  9. Regla de los 5 segundos de Mel Robbins. Llega el momento de hacer “eso” que no te apetece. Sabes que tienes que hacerlo, pero dudas. En ese momento, haz una cuenta atrás de 5 segundos y...¡ponte en marcha! Pasados esos 5 segundos, si no lo has hecho, tu cerebro, que es muy listo, abandonará la idea y tú te convencerás que es mejor dejarlo para otro momento. ¡Este es el juego!

     

  10. Practica algún tipo de meditación. Se ha comprobado que hay una relación inversa entre la procrastinación y la meditación consciente o mindfulness. Si nos concentramos en el momento presente ayudamos a evitar la procrastinación y al contrario, cuando la evitamos, estamos facilitando vivir en el momento presente.

 

Ahora, que seguramente estás a punto de reincorporarte, de retomar tus tareas cotidianas, ¿dónde te sitúas?

 

¡Métele mano a la vida!

 

 

¡SALUD!

 

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