Almodóvar me hizo mucho bien mostrándome este concepto en “La flor de mi secreto”. “Ay hija, tan joven y ya andas como vaca sin cencerro”, le dice Chus Lampreave a Marisa Paredes.
Así me siento por estas fechas desde hace cuatro septiembres: como vaca sin cencerro.
En septiembre, tú hubieses cumplido años y nosotros aniversarios de amor.
Soy una envidiosa.
Me he quedado sin pulso y sin aliento...
Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero”.
(Ángel González)
Foto:Siempre nos quedará Conil
“Si te sientes en soledad cuando estás solo, estás en mala compañía”
-Jean Paul Sartre-
Que la soledad tiene mala prensa no es preciso recordarlo. Sin embargo, siempre he pensado que pasar tiempo sola, me ayudaría a mejorar la relación más importante de mi vida, la relación conmigo misma.
En mi adolescencia, me encantaba quedarme a solas en casa cuando todos huían a las calles y las plazoletas en las tórridas noches de verano. Yo me quedaba allí, tranquila, mirando de vez en cuando a través de aquella pequeña ventana enrejada. Desde mi atalaya oía el grito ensordecedor de mi madre invitándome a salir y haciendo un comentario jocoso sobre las rarezas de la niña.
Ese, seguramente, fue el caldo de cultivo. Ahora, en la madurez, sigo disfrutando de esa soledad, casi siempre elegida y no siempre entendida, que me hace conectar conmigo misma, con mis anhelos y deseos, con mis pérdidas y mis recuerdos.
¡Estar sola no es un acto de heroicidad!
No lo hago para demostrar mi fortaleza. ¿Quien quiere ser fuerte?.
No para dejar constancia de que puedo con todo. ¿Quien puede con todo?.
Lo hago por placer. Por el placer del silencio. Por el placer de sentir mi individualidad. Por el placer de sentir-me.
“Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza, si me detengo
moriré ahogada en mi propio remanso”.
-Gloria Fuertes-
Foto: Anya Bartels-Suermondt
Vamos a tranquilizarnos. Dejemos de ver fantasmas. ¿Que hay mucho intrusismo?, si. ¿Que hay gente aprovechada intentando sacar tajada de todo aquello que mínimamente suene a “moda”?, por supuesto. ¿Que hay profesionales estupendos y perfectamente preparados con mucho que ofrecer lejos de la titulitis?, tambien.
Soy Coach, desde hace algunos años; tambien soy Pedagoga, desde hace muchos más; y alumna en terapia Gestalt; además de otras muchas cosas. Estoy en permanente proceso de formación y crecimiento personal y profesional. Porque sí, sin exigencias y buscando siempre la excelencia en mi trabajo. No soy Psicóloga y nunca he dicho que lo sea. Por tanto, tampoco hago psicoterapia.
Lo primero que le explico a un nuevo cliente es, qué es exáctamente el Coaching, por si viene con alguna duda.
De forma resumida puedo decir que es un proceso de acompañamiento, a través del cual, trabajo con el cliente una serie de herramientas que le den la confianza para pensar por sí mismo, encontrar sus propias respuestas y descubrir su potencial y el camino hacia sus logros. En definitiva, se trata de orientar para encontrar, provocar y gestionar los cambios en una persona que le permitan alcanzar sus metas u objetivos.
En un proceso de Coaching, la conversación y la escucha son las herramientas centrales. Sirven para que la persona que decide hacer dicho proceso tome conciencia de su situación actual, identifique sus fortalezas y cree su propio potencial que le permita conseguir los resultados deseados a través de un plan de acción.
Podemos decir que los principales beneficios de un Proceso de Coaching son:
.Aporta una estructura para el desarrollo personal que parte del establecimiento de objetivos así como del descubrimiento de las potencialidades y limitaciones.
.Establece en el centro del proceso a la persona.
.Se trabaja en el autoconocimiento.
.Contribuye a cambiar la perspectiva del cliente ampliando su “mapa mental”.
.Permite incorporar nuevas habilidades personales, profesionales y emocionales.
.Se sustituyen creencias limitantes por potenciadoras.
.Se fomenta la responsabilidad y la confianza.
.Se generan posibilidades para la acción, obteniendo con ello nuevos resultados.
.Se motiva hacia el cambio para obtener un mayor nivel de satisfacción y felicidad.
El Coaching NO es Psicoterapia ya que no se evalúa, ni diagnostica, ni aplica terapia (no conozco a ningún coach que diga que es esto lo que hace).
El Coaching NO es Consultoría ya que no se aportan soluciones bajo los criterios del profesional.
El Coaching NO es Mentoring ya que no se aconseja sobre lo que se debe hacer.
¿Qué pasaría si en lugar de compartimentarnos nos complementáramos?
Pues eso, COMPLEMENTÉMONOS.
No se llama bloqueo, ni hartazgo, ni aburrimiento, ni desazón ni procrastinación.
Es no avanzar.
Es no salir de la nube.
Esa nube negra como el corazón del enemigo que acecha.
Resistir es lo que queda cuando todo se ha perdido.
Si pudiera volar, volaría.
Si pudiera nadar, nadaría.
Si pudiera correr, correría.
Si pudiera desaparecer...
Cuando la huida es hacia no se sabe dónde. Excusas baratas. No hay nada peor.
Paseos, risas, lágrimas y más risas, a veces bajo la lluvia, otras con un sol de primavera que parece verano.
Entonces meditaba, pensaba, sufría pensando, en qué momento fue cuando todo empezó a derrumbarse. Esa historia, la historia de pérdidas en la que se había convertido su vida.
Veía a los demás cómo se relacionaban y pensaba: -nadie es como tú, nadie es perfecto como tú-
Ese amor incondicional que ella explicaba como el amor a uno mismo, era hacia el otro. La consumía por dentro y por fuera. Todo se derrumbaba. No era más que un cúmulo de escombros.
Estaba sola, enferma, indefensa, sola, abandonada, sola, triste, sola.
Se ahogaba, no podía respirar, en ese tren que la llevaba a casa. No a nuestra casa. Ese tren, qué lugar más triste, que oscuro, que miedo tan terrible allí sola rodeada de gente. Jóvenes que miran el móvil, viejos que miran el móvil, bebés mirando el móvil…que extraño.
Se ahogaba. Ya casi no podía respirar.
YA CASI NO
CASI
NO